martes, 23 de julio de 2013

Las desgracias de Somál.

Capítulo IV

- Wach auf, kind. ¡Wach auf!

Estiro mis brazos y abro los ojos, suelto un grito ahogado por culpa de un hombre que me mira muy de cerca y tiene su mano en mi hombro. Aún estoy entre los árboles cerca de las cámaras de gas. Hay un hedor asqueroso, siento que ya impregnó toda mi piel. El hombre es alto, blanco y de ojos azules y cabello rubio corto, se parece mucho herr Rodolf, parece ser alemán y no habla español, no entiendo nada de lo que me dice. 

Me toma por el brazo y me lleva a una carpa a unos metros de las cámaras, me limpia el rostro que tengo manchado de barro y dice algo como "warten"; es muy gruesa y disciplinada su voz, me da miedo es mucho más terrible que herr Rodolf. Intento salir de la carpa pero me toma del brazo y me lanza al piso, me apunta con el dedo indice y me dice de nuevo "warten"; supongo quiere que me quede aquí. 

- Wer sind sie?- dice una mujer que está entrando por la carpa. 

Le miro asustado y mis ojos se llenan de lagrimas, pero no dejo que broten por miedo a ser reprendido. La señora repite las  mismas palabras y yo solo agito la cabeza de un lado a otro. De repente con una voz dulce, grave y disciplinada me pregunta quién soy.

- Som-- Arnold, señora.

- Muy bien, Arnold, yo soy fräulein Karla.- dice con su voz cada vez un poco menos dura.- ¿qué haces por aquí, querido?

- Yo... sólo quería ver quienes eran esas hombres desnudos. 
- ¿Te refieres a los homosexuales que murieron anoche? 
- ¿Homosexuales? ¿qué es un homosexual, fräulein?
- Son animales, Arnold, animales que no merecen atención alguno y deben ser exterminados.
- Entonces, ¿esos hombres no estaban desmayados? 
- ¿Desmayados dices? No, querido, muertos es lo que están.

Baje la mirada, ¿por qué lo dice tan calmada? ¿qué clase de mujer tengo enfrente? Últimamente solo he conocido gente malvada, pero, herr Rodolf me dijo que los malvados son ellos, no entiendo. 

- Fräulein, ¿qué significa?
- Cierto, no hablas alemán, pues significa señorita, cariño. 

Un grito llega de afuera de la carpa, la señorita Karla sale casi corriendo y empiezan a gritarse en alemán, no entiendo que sucede. me asomo por la entrada de la carpa y veo a un soldado sin camisa y con las manos llenas de sangre. En el piso hay una mujer, bueno, no creo que sea mujer, debe tener unos 15 años, parece muerta. Fräulein Karla está gritando unas palabras en alemán, tengo miedo; en su cuello se están marcando las venas y su mano cerrada amenaza con golpear en seco al soldado que está parado en frente, temblando también de miedo. De repente bajo de nuevo la mirada y me doy cuenta que la  niña en el piso está completamente desnuda y con el abdomen desgarrado, es asqueroso. 

El soldado levanta la mirada y empieza a decir:
- Solo quería follarla, fräulein Karla, llevo casi 5 meses sin follarme a una buena mujer y esta niña me tentó, pero cuando casi la penetraba me dijo que me jodiera que no haríamos nada. Imagínese como me puse, tuve que abrirle el estomago por desgraciada.- parecía orgulloso, ¿qué les pasa a estos hombres, por Dios? 
- Muy bien, soldado, pero ¿no creías mejor violarla y listo? ¡Tenías que matarla, joder!- fräulein Karla no parece alterada.- Eres un idiota, tendremos problemas con herr Rodolf  si llegase a enterarse. 

Levanto mi mirada y tropiezo y caigo sobre la tierra frente a la carpa. El soldado me ve y me levanta por el cuello, es doloroso, pataleo cada vez más fuerte pero no me suelta. Fräulein Karla me ve y me pregunta por qué estoy espiando. 

- Usted mencionó a herr Rodolf, yo vivo con él.
- No te creo, me parece que mientes, Arnold.- su voz está de nuevo seca, dura y hasta suena fría. 
- Se lo juro, fräulein, pregúntele, él está en Caracas ahora, anoche se fue a eso de las 5 de la tarde. 
- Uhm, te creeré porque sólo yo sabía eso, ahora lo sabe el soldado Henry y espero no lo mencione a nadie si  no quiere ser castigado. Y tú, ven conmigo cariño. 

Me toma del brazo y me levanta, me sacude la camisa que me llené de polvo y me lleva a un pequeño edificio a unos metros de las carpas y las cámaras. El lugar tiene aire acondicionado, por ende el hedor de las cámaras de gas no penetra. De hecho hasta se siente un buen aroma a vainilla. Fräulein Karla me lleva a una habitación más o menos grande, en el fondo había un cuadro de al menos unos 4 metros de alto de Adolf Hitler. Los acientos eran de cuero, creo, muy bonito todo, me gusta este lugar. Me dice que me siente en un sofá frente a una mesita de vidrio y ella se sienta en frente. 
Cuadro al fondo de la oficina de
Fräulein Karla.

- Dime, Arnold, ¿qué edad tienes? 
- Cumpliré siete pronto, fräulein. 
- No te pregunté eso, debes dar respuestas concretas y directas. Volveré a preguntar, ¿qué edad tienes?
- Seis, fräulein. 
- Bien, así es. Ahora.- se acomodó en el sofá.- ¿dónde y cómo conociste a herr Rodolf? 
- En Valencia, fräulein, cerca de los campos de azúcar. Estaba caminando en la calle y herr Rodolf se detuvo en su Volkswagen y me invito a su casa, me acogió en ella. 
- Es muy buena persona, herr Rodolf, siempre lo ha sido.- noto que se soba los muslo pero no digo nada. 
- Sí, fräulein, aunque me da miedo. 
- ¿Miedo, por qué? 
- No sé, su voz es muy grave y severa y a veces siento que me golpeará, aunque nunca lo ha hecho. 
- Ah, no te preocupes, su carácter siempre ha sido así. 

Eso que dijo no me quitó el miedo pero solo afirmé con la cabeza y bajé la mirada. La mujer se levanta y busca unos papeles en su escritorio; cuando los consigue los coloca sobre la mesita de vidrio y se sienta de nuevo, sus ojos verdes parecen querer salir de su órbita, ¿por qué todos parecen locos aquí? 
- ¿Qué sientes al ver estás fotos, Arnold?.- me pregunta. 
Me dispongo a mirar la primera foto. Es una chica, de unos 15 años, blanca, de cabello negro oscuro y ojos azules; muy hermosa, cuando miro el resto de la foto veo que está desnuda, siento una electricidad recorrer desde mis ojos hasta mi cerebro. 
- ¿Y bien? ¿qué opinas de esa?
- Es... hermosa, muy hermosa, fräulein. 
- ¿Verdad que sí? Bueno, bueno, mira la otra. 
Cuando tomo la otra foto inmediatamente vomito toda la comida que he comido, que en realidad es poca, ya que desde la tarde de ayer no he podido comer. 
Resulta ser la misma niña pero descuartizada, sus pechos han desaparecido y su rostro, de horror, está bañado en sangre. Tiene un ojo muy hinchado y amenaza con explotar y llenar de sangre todo. Su oreja derecha está picada por la mitad y le faltan mechones de pelo. 
- Veo que no te agrada. 
- ¿Por qué, fräulein? ¿Por qué está así? 
- Porque es una traidora. Basura humana, escoria, aunque una gran perdida de la raza. 
- No quiero ver más fotos, fräulein. 
- ¿Cómo que no? ¡Velas todas!- me grita, tengo miedo de nuevo. 
Tomo la próxima con la mano temblando y al verla me dan ganas de vomitar de nuevo pero no tengo qué vomitar. Esta vez es un niño en cuatro patas sobre una alfombra, pero hay un hombre alto, muy junto al niño, creo tienen actos sexuales, no comprendo, ¿qué tipo de asco es este?
- Sodomitas, homosexuales. Bestias en vez de humanos. dice con asco la mujer que me ve con cierta malicia. 
- ¿Por esto asesinaron a los hombres en las cámaras? 
- Sí, por bestias, me dan asco.
- Comprendo.- tomo la próxima, y última, foto y esta si me agrada. Es una niña con un vestido rojo muy hermoso, sonriente. 
- Esa soy yo, de pequeña, ¿verdad que era hermosa?
Observo la foto y a fräulein y luego digo que sí, que lo sigue siendo. 
- Bien, está bien por hoy, ven, debes tener hambre. Date una ducha y luego come. 
me lleva a un cuarto contiguo y me da ropa limpia.
- Cuando salgas de la ducha estará la comida aquí.- señala un mesa de madera blanca.- come y luego duerme un poco. Mañana veremos que hacer contigo. 

Así hice, comí como un perro, el hambre me mata. Me costé en un sofá cama grande y me quedé dormido pensando en foto de fräulein Karla de niña, es hermosa. 

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