jueves, 22 de agosto de 2019

Última noche sentida.


He estado pensando como debería pasar todo,
cómo acabar lo que ya acabó,
darle un final digno.
Solo pienso que la muerte más digna
sería esa que está entre las líneas de coca y tu coño.

Aquí estoy, buscandote desesperadamente
entre la coca que he derramado en el piso.
Aquí estoy, sin un hogar;
no hay nada, en ningún lugar,
que me recuerde a casa.

No porque no haya similitudes en ciertos lugares,
sino porque no hay nostalgia que me haga
vibrar las percepciones.

No hay nada ni en el hogar donde crecí,
ni en el barrio donde me crié,
nada en las calles que me esculpieron
que me haga sentir algo.
Del barrio y las calles no me llevé nada,
solo recuerdos, nostalgia de amigos que ya están lejos.

Recuerdos que olvidaría si eso
aliviara el vacío y el dolor y la sed que me agobian.

Recuerdos de una casa que, si bien sigue en pie,
se ha derrumbado ya un par de veces.
Recuerdos de un lugar donde mi alma es torturada,
paredes que gritan y sollozan constantemente,
no basta el clamor de mi alma,
esa casa que deje atrás agoniza tanto como yo.

Recuerdos de paredes manchadas con lágrimas
de un niño cuya alma fue cercenada
y su inocencia arrebatada.
Paredes manchadas de fluidos que encarnan
la muerte misma, el coño y la coca esparcidas por la casa.
Un solo destino compartido por ambos,
que son el mismo,
que soy yo.

Hoy soy aquel niño y este hombre
que es atropellado repetidas veces.
Grito desde las vías del tren desesperado
arrancado mis extremos de esta fuerza invisible
que me abraza, que me aplasta y
me hunde en un jardín árido y muerto.

¿Con qué razón me despido si el polvo de mil estrellas se derrama en mi rostro?
Me han petrifcado y he perdido el deseo de todo.
Fumar por fumar,
comerte la carne por comerte la carne.
Intercambiar aire por líneas interminables de coca
y así asegurarme el último suspiro,
la libertad plena abriendose camino
por mis venas abiertas.

Si es cierto que las paredes escuchan, entonces,
el barrio entero solloza por nuestro regreso,
un sollozo apenas audible entre el ruido
infinito del silencio.

Mientras los muros de cristal que me vieron nacer,
lloran mi despedida con el lamento de quienes
lo han perdido todo en la noche más oscura,
imitando así el sollozo de aquel niño que murió en la cocina.

viernes, 18 de enero de 2019

Vencedor vencido.

Cuadro ansioso by S. Molinatti


Es el momento de salir del laberinto,
de hacer simbiosis con mi mente,
el jardín se perdió, no habrá volver atrás.

En el fondo soy yo quien observa,
una mezcla narcisista entre el miedo y la soledad. 
No hay opción cuando te empujas a ti mismo.
No ha camino que no acabe en el mismo destino.
Yo lo creé, nos fuimos lejos, Einstein.

He aquí la súplica,
el aleluya de los condenados,
la hora del minotauro muerto,
lo vendimos con el lenguaje del llanto,
poder de trovas, de prosas.
Reyes de nada, el laberinto aclarece.

Una sola, Hesse nos recomendó el camino,
"Pregunten por los poetas malditos" dijo,
"Eviten a Dante y Vallejo y Pessoa y Lorca"

Una sola patada al alma,
el violín de los ángeles.
Este es el camino, este el destino.
El fervor de los sedientos,
Borges en la ciudad de los inmortales.

Un poco loco estaba, ¿no?
Observa, es la hora de hablar de ella.
A.P. y su manía de entregarme al misticismo
de las sombras, de lo oculto.
Honrame con tu presencia y dilata
mi agonía por conocimiento. 

Es aquí, entre la luz de los perdidos,
Donde se siente el aire puro,
el piso lleno de cristal machacados
por pies sucios de brea y cansancio.

Es aquí donde el camino se hace
angosto, estamos por salir,
solo una gota, un último suspiro.
Me entrego a mí y a los poetas malditos.

No habrá destello de luz fuerte,
no habrá lenguaje escrito, hablado, señalado.
Se ha roto el tiempo y difuminado el alma.
La debilidad de los barrotes,
el curso final de la vigilia.

¿Qué fue de Dante y Vallejo y Pessoa y Lorca?
Un frenético rompe cabezas...

Alejandra.

El laberinto concluye, 
Borges espera por nosotros con la ayuda de los inmortales.
Homero, Shakespeare, una toma de posesión eterna.
De nuevo, reyes de nada.

"Henos aquí condenados, atados,
eres, serás y vivirás como nosotros"
Una larga metamorfosis,
evolución surreal de los malditos condenados.

El laberinto, espirales, se rompió el vaso.
"Me presento" escuché en trova y en prosa,
cantar del cielo que nos cubre
"Soy el ave que se voló" un trueno rompiendo el alma.
"Revienta todo en ti para salir"
larga agonía, ansiedad, el ilustre vivir de los muertos.

El laberinto, la soga que me ata, Alejandra, el laberinto...

Estuvimos cerca, maestro,
tomaremos posesión pronto, nosotros los inmortales cobardes.
El laberinto... se desarmó.