jueves, 16 de enero de 2014

Mi amigo Jack Daniel's.


Aquí estoy, tirado en un sofá roja todo raido por el gato Fifí de la vecina, todas las noches entra por la ventana a beberse la leche que dejo sobre la mesita frente del sofá, aprovecha y me hace mierda mi amado sofá. 
Una botella de mi amigo Jack Daniel’s reposaba sobre la mesita, mi vaso estaba lleno, calentando mis sudorosas manos. No quiero hacer nada, solo beber y volverme mierda con el Jack Daniel’s de mierda y mis cigarrillos de mierda. 
Una pelirroja de muerte acaba de entrar en el apartamento. Un sostén negro apretado, sus senos explotarán y me llenarán de sangre carmesí si no se lo quita rápido. Una falda negra de cuero aprieta un culazo, podría ahogarme en él sino tuviese que levantarme del sofá. Sus piernas como columnas blancas se menean hacia mí, su mirada ardiente me está comiendo. 
- Eh, guapo, vine por ti. ¿Qué haces ahí tendido? Ven y trae esa botella contigo.
- Anda a que te follen en la esquina, déjame en paz.  
- Venga, ¿qué tienes cariño?
Se sentó a mi lado y me quitó el vaso de la mano. Huele a rosas y a cigarrillo. Su sostén parece romperse por la presión.
- Mi esposa, Susana, murió hace un mes y estoy destruido. 
- Oh, dulzura.
Me besó la mejilla y sirvió otro vaso de Jack Daniel’s.
- Puedes llamarme Prudence, dulzura.
- Edgar.
- Ven Edgar, te haré olvidar a tu esposa muerta.
Lluvia. Alcohol. Cigarros. El gato maullando de la vecina en la ventana. Prudence tambaleándose como una puta en frente de mí, sobándose las caderas y la cintura. Un sostén que sale volando y cae en mi regazo. Senos que saltan el aire con el tambaleo de Prudence. 
- ¿Te gusta lo que ves, cariño?
No hace falta decir que sí, una erección bajo mi pantalón lo afirma por mí. 
Bebo de un tirón mi vaso de mi amigo Jack Daniel’s, le di dos bocanadas a mi cigarro y lo tiro sobre el sofá. Me levanté y de una buena vez chupé con fervor los senos de Prudence. 
Fuimos a mi cuarto e hicimos el amor en la misma cama donde varias veces se lo hacía a Susana, mi esposa muerta.

***

Prudence se fue caminando calle abajo con mi botella de mi amigo Jack Daniel’s en la mano, bebiendo cada tres pasos y con los senos al aire, al parecer el gato Fifi le destrozó el sostén. Maldito gato listo. Pelirroja puta. 
Me levanté, me duche con un agua fría, tanto que quemaba mi piel, que ardía por el alcohol y la lujuria de la noche.  El gato de mi vecina maullando. La lluvia cayendo. Olor a rosas y cigarrillos. 

Al día siguiente compré otra botella de mi amigo Jack Daniel’s y me tiré sobre mi sofá rojo raido por el gato de mi vecina. Misma historia de mierda. Mi esposa muerta en el cementerio y yo muerto en mi casa. 
Me acompaña mi botella de mi amigo Jack Daniel’s, mis cigarrillos y, de nuevo, la puta pelirroja. Prudence. 

Susana, te odio por morirte. 

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