miércoles, 15 de enero de 2014

Un amor perdido.


Participaba en las redacciones del presidente, el joven Sornias se levantó y acudió a una pequeña tienda del otro lado de la calle, quería comprar una Coca~ Cola y un cajetín de cigarros.
   
Despertó Isabella en las turbulencias de un sueño extraño, era inútil, no retomaría el sueño de nuevo. El haber terminado su relación con Sornias le había dado un golpe fugaz, pero doloroso, a su orgullo, estaba rebajada al dolor y la tristeza, pero aún así no pretendía hablarle, le ignoraré, pensó. Aunque ignorarlo era difícil y problemático, ya que ella vivía en un edificio en la Av. Bolívar y Sornias trabajaba en la misma, de hecho, Sornias había empezado a trabajar en aquel lugar debido a su relación con Isabella, de vez en cuando pasaba la noche con ella. De modo que, aunque no adrede, se tenían que ver por la calle.
   
Era invierno, en la calle hacía una brisa muy fría e Isabella bajó de su apartamento a la cafetería a comprar un poco de café, sin recordar que en esa misma cafetería era donde Sornias compraba su bebida.
   
Al entrar lo vio, estaba allí, sentado, bebiendo su refresco y fumando un cigarrillo, parecía sonreír, con aire taciturno.
   
“Aggh, cuanto odio verlo fumar- pensó Isabella- desearía apagárselo en el oído a ver si así me escucha.”
   
 Entró tranquilamente y pidió un café Late para llevar. Isabella llevaba un suéter (sin nada debajo de él) y unos monos de dormir, le gustaba vestirse así, de igual forma se veía hermosa. Al voltear, luego de recibir y pagar su café, se fijó que Sornias no estaba allí.
   
 “A de haberme visto y se fue para evitarme- pensó, dándose importancia- es mejor así.”
   
Pero no era así, cuando Isabella salió y cruzó la calle, en dirección a su edificio, Sornias la vio y le gritó.

- ¡Ey, Isabella, mi cielo!
   
Ella le había escuchado, pero decidió ignorarlo. Sornias, rápidamente y sin darse cuenta, corrió por la avenida en dirección al edificio de Isabella. No le dio importancia a un auto que venía bajando por la avenida, iba rápido, pero cuando ya se dio cuenta era tarde, el coche le había golpeado fuertemente por detrás.
     Isabella oyó el estruendo y salió corriendo del edificio, al ver el cuerpo inmóvil de Sornias en el pavimento corrió al lugar, este se desangraba abundantemente, solo logró decir:
- Te amo, cielo- hizo una pausa- gracias por volver a mí, me has hecho feliz.
   
Sornias ladeo la cabeza y repitió sus primeras 3 palabras y murió, sus ojos quedaron mirando el vacio, su alma había expirado de sus funciones con su último aliento y sus labios entonaban una sonrisa.
   
Isabella lloró fuertemente en el pavimento mientras susurraba

- También… Tam-bién te a-mo…- hablaba entre cortada.- ¡Te amo, por siempre!- exclamo al final

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