martes, 6 de agosto de 2013

Las desgracias de Somál.

Capítulo XIII.

Don Frank Sinatra, este es el nombre del jefe de la Familia y también Presidente del Panamá. Era el Panamá uno de los pocos países libres del mundo, democrático y moderno. Al llegar, don Sinatra nos llevó a mí y a Susan a su oficina, eramos sólo nosotros tres y el consigliere  de don Sinatra. Nos sirvieron una copa de anís a cada uno y empezamos la conversación, yo quise ser directo y dije:

- Don Sinatra, le seré sincero, corre usted peligro, aunque supongo lo sabe.- digo.- Como sabrá, Hitler se ha retirado y dejó todo su poder  a su hijo, que es 10 veces peor que él. El nuevo Führer planea la invasión del Panamá para tomar el Canal y así poder abastecer a los guerrilleros de Colombia, para luego invadir Bolivia y acabar con la rebelión. Como ya habrá notado, mi persona y la de la señorita Susan, somos disidentes, estamos actuando en secreto para la destrucción del Tercer Reich en América, pro necesitamos de su colaboración.

Don Sinatra hizo silencio, todos bebíamos de nuestros vasos, luego de unos minutos en que don Sinatra meditaba habló.
Don actual de la Familia Sinatra. 

- Entiendo su preocupación, y se la agradezco mucho.- su voz es cansada y seca.- pero debo preguntarle, ¿cuándo pensaba informarme sobre los 3 muertos que dejó en su camino desde Caracas hasta acá? Que no me importarían si no fuesen en mi país.

- Ah...- no supe que decir.

- Estábamos esperando el momento.- dijo Susan.

- Pues el momento es ahora, ¿qué sucedió?.- su voz tenía cierto aire de gracia.

Le contamos todo.

- Señorita Susan, lamento haya pasado por eso. Déjenme decirles que los dos italianos que los debían traer aquí son personal mío,el negro que describieron no lo conozco, y luego del choque mis hombres no pudieron reconocerle. En cuanto a la señorita aeromoza que Ud. asesinó en el baño del avión, no la conozco, no es personal de mis aerolíneas.- decía con mucha seguridad.- Debemos averiguar que sucede, por nuestra seguridad y la suya. En cuanto al tema de la invasión al Panamá, ya estaba al tanto, hace meses su compañero Manolo me contacto para decirme ello. Como verá, soy un hombre que debe tener información, la información es poder, y el poder se necesita en estos tiempos.

- Entiendo, don Sinatra.- dije.- Ahora, con todo respeto, si usted no conoce a Isabelle, ¿quién es y para quien trabaja?. Y déjeme decirle que el primer día que conocí a Manolo ella me curó unas heridas.

- Es curioso, muchacho.-dijo como meditando.- Pero no lo sé.

- Aguarden.- interrumpió Susan.- No me dijiste que Isabelle estaba en el campamento en el cuartel de la rebelión.

- Sí, ella me curó las heridas que me hizo fräu Karla y luego de hacer el amor se largó. Pensé te lo había dicho.

- Pero, Somál, esa mujer nunca a sido parte de nuestro movimiento, de hecho nunca le he visto.

- Eso es más curioso aún, señorita.- don Sinatra se había movida en su asiento y me miraba fijamente.

Luego de un rato nos pidió volviéramos al hotel donde nos hospedamos y nos dijo que mañana a primera hora nos llamaría antes de tomar el avión de vuelta a Venezuela.

Esa noche Susan y yo la pasamos pensando, no pude dormir. Susan concilió el sueño a las 3 de la madrugada luego de una ducha. Yo decidí salir a dar una vuelta. Luego de caminar dos cuadras, compré un café en una pequeña tienda que había. Al salir sentí que todas las luces se apagaron y un fuerte golpe en la nuca. Me habían secuestrado.

- Allora, ¿Somál, eh?.- dijo una voz gruesa.- Che fai in Panamá?.- hablaba italiano.

- Non parlo l'italiano.- lo único que se decir en varios idiomas.

- Está bien, Somál, también hablo español. Dime, ¿qué haces en Panamá?

- Negocios.

- ¿Qué negocios, Somál?.- no respondí.- Con que no responderás, eh.

De repente sentí un golpe fuerte en la mano, sentí como los huesos de ella se quebraron y ahogué el grito.

- La otra sigue, entonces, ¿responderás?

- No.- otro golpe en la mano izquierda, el grito ahogado de nuevo.

- Tal vez siga con tus uñas, aquí tengo este alicate para sacártelas una a una.

- No te diré nada. Dime tú, ¿quién eres? ¿qué quieres? ¿sabes algo sobre los hombres que quisieron asesinarme y sobre la aeromoza Isabelle?

- Haces muchas preguntas para alguien en tu posición.- dijo. Sentí como un dolor poderoso me atravesó desde el pulgar hasta el cráneo y esta vez no pude ahogar el grito. El hombre me había arrancado la uña del pulgar derecho. Casi me desmayo.- Allora, me llamo Sandro Pucholini.

Ese nombre le he escuchado antes, pero no podía ser el mismo Sandro.

- Sí, Somál, soy el Sandro que piensas.- me quitó la bolsa negra de la cabeza.

Era Sandro Puchonili, amigo de Gabriel, el líder del movimiento de liberación de negros, pero ¿por qué hace esto?

- ¿Por qué haces esto? ¿Para quién trabajas?

- Para quién crees, Somál.- dijo y sonrió.- Sí, Somál, trabajo para Gabriel, nuestro único líder.

Su rostro tenía dos cortadas, una en cada mejilla. Sus ojos eran verdes y su nariz grande igual que sus labios. Era calvo, resaltando sus orejas, un hombre horrible, tanto físicamente como mentalmente.

- Hago esto porque sigo ordenes. El hombre negro que asesinaste es Nabuck, es un hombre de Gabriel que contacto y pagó a esos dos italianos de la Familia Sinatra para asesinarte, a ti y a Susan. Peroahora debo saber que harás aquí, ¿qué quiere Manolo con la Familia Sinatra?

- Jamás te lo diré.- dije. Con que Gabriel es traidor, eh, esto hará enojar mucho a Manolo.

- Si no me lo dices ahora se lo preguntaré a Susan, supongo será divertido con ella, podré violarla una y otra vez, luego interrogarla y quien sabe, quizá volver a violarla. Debe hacerlo muy bien, ¿no?.- soltó una carcajada.

- Jamás me sacarás nada a mí ni a Susan, no lo permitiré.

- Ah ¿sí? Veamos que opinas de esto.- sin premeditación soltó varios golpes sobre mí, muy dolorosos.

No sé como saldré de esta pero no puedo permitir que hagan daño a Susan.
Santino Sinatra. Hijo del Don. 


- ¿Sabes? Tu novecienta ya está aquí.- salió por un puerta y grito unas palabras en italiano y luego apareció con Susan, esta estaba en ropa intima.- ¿No se ve acaso provocativa? ¿qué harás si la violo frente a ti, hablarás?

Justo cuando Sandro intentó tocar a Susan, la puerta se abrió y un hombre italiano entró de golpe. Todo volvió a estar oscuro y sentía que Susan temblaba de miedo, así como la sangre que goteaba de varios lugares de mi cuerpo.

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