Martes, quizás es un día común, los invisibles
empiezan su errante camino recogiendo lo que dejamos en las calles. Justo hoy
soy errante, nómada. El viento es frío, la mañana responde a la hoja sin filo
del acero. Una idea que resbala mis mejillas, pienso en que quizá la vida no
nos enseña nada y esperamos… ¿Qué esperamos? Un sueño, una vigilia, mientras
tanto la Nación se pudre bajo un manto de hipocresías, el fuego lo quema todo y
el agua no apaga lo que queremos apagar.
El humo cala mis pulmones y mi garganta, el acero
frío no rompe mi piel que es una tela impermeable. No siento nada. Si hoy
lloviera no sentiría más que golpes, pues es lo más certero, un golpe seco de
la lluvia húmeda, un llanto de los dioses, Zeus, un rayo – maldito-.
Los dioses determinan una verdad innecesaria, el
dolor. Sergio ¿soy yo quien decidió darte vida Alejandra? No. Un hilo de sangre
recorre mis brazos pero no proviene de mí, no es una sangre como la mía, el
infierno sobre mi piel impenetrable… Alejandra.
¿Será que el suicidio sí determina lo que los poetas
malditos determinaron que determinaría? Maldito lenguaje, no es lo mismo decir «esperar»
que «esperar». Al final de la noche la esperanza es un juego de niños que
aburre, ¿qué podemos esperar que no sea la muerte y sus diversas apariciones?
Amor, deseo, susurros, sexo, orgasmos, felicidad…
A-m-o-r.
Te hablo de lo que no conocemos, de lo que no
conozco, te hablo de la verdad… errante.
Los hijos de los dioses no fuimos concebidos para
tocar su reino, sino más bien malditos por ellos para querer tocarlo y morir en
el intento, una obra de teatro trágica que nos lleva a recorrer las calles en
busca del agua que nos dé sed y del pan que nos dé hambre.
Alejandra –Sergio- ¿Alejandra? –Ser…-. Hagamos
oscuridad y silencio, llora pequeña, las paredes esta vez no podrán escucharte
ya hay quien te proteja, los dioses por vez primera nos han bendecido ¿o
maldecido? Es un juego más para matarnos
lentamente. Cerremos la boca, pequeña Ale.
Calla. Ser- gio. La hoja fría del acero ha logrado
penetrar mi piel.