lunes, 28 de abril de 2014

Oda a Morrison.



La noche, oscura, es misteriosa
Es coqueta, la más grande
De los que han pactado con la muerte,
Pacto sellado con la sangre derramada
Del Dios Lagarto.

Quien es su magnificencia
Esta bañado en muerte,
Un baño de hermandad, de búsqueda,
De una muerte permanente,
Como quien vive con ella.

El mismo que pactó con el desierto
Y se hizo su Señor, su amo, su Dios.
¡Ah, ven Señor ven y enciende mi fuego!
Lame mis heridas con tu lengua viperina,
Penetra mi alma de impureza,

Rompe los platos del ayer
Y has orgías con las estrellas.
Pactemos con sangre, bebamos nuestra sangre
Llamemos a la muerte con canticos apaches,
Con la rudeza de la gran Luna Roja.

Debatamos si movernos entre la bruma o la luz,
Dios Lagarto, malo, injusto e inmoral,
Anarquicemos el sistema único de
Vida, desarrollo y muerte,
Inmortaliza mi mente

Como tú hiciste con la tuya,
Sensual representante de las puertas
De la percepción, compréndeme,
Soy tu adorador, tuyo,
De Jey Jey y de Jey Hey.

Vamos, prende mi fuego y
Acabemos con las iglesias de mi pueblo,
Busquemos monjas putas
Para bendecir a la muerte.
Dios Lagarto, enrédate en la mente

De aquellos que aún no te conocen.