martes, 26 de noviembre de 2013

Historia de un cigarrillo.


Hay quien dice que hay
Cigarrillos de puta,
Otros de pobre, también de
Putas pobres, y de sabores,
Sabores de putas pobres.

Esos que huelen a aserrín,
A sudor de obrero, cigarros
Que parecen mierda torcida  
Bañados en un humo espeso,
Que no deja nada a desear.

Hay quienes dicen que los presos fuman más,
Solo para dejar pasar el tiempo,
La muerte, el olor a mierda.
Una mierda restregada en paredes
De mármol ennegrecido.

Dicen, también, que fuman
Para olvidar penas, y penes,
De quienes eran, fueron y serán.
Para no recordar el suave olor a coño
De sus mujeres temporales.

Mujeres que fuman para borrar
El sabor a penes, a alcohol, a coños,
De todos los penes, licores y coños
Que consumieron mientras,
Enrolladas en mentiras,

Recordaban a sus esposos presos.
Porqué, dicen, el humo de cigarro
Es más suave luego de la lujuria.
Al final, unos son presos putos de otros presos,
Las otras, putas presas de otras putas.

Pero la historia del cigarrillo es larga,
Cinco minutos de exhaladas e inhaladas.
De recuerdos y olvidos, cinco minutos
De insurrección, rebeldía, anarquía.
Cinco minutos de historia pos-putadas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario