lunes, 28 de octubre de 2013

Besos de una pulgada.



Un sinvergüenza una vez dijo:
“Del temor al placer solo hay media pulgada,
Justo lo que mide un beso”
Ese fui yo,

Pero me llevo tiempo saberlo.
¿Cómo saber cuánto mide un beso?
¿Cómo saber donde darlo?
¿Dónde se unen los ríos del placer y el temor?

Bebiendo de tu sudor
Supe de donde salía tu placer.
Por los poros de tu piel
Que se estremecen y lloran con un beso,

Con un jaloneo de brazos cruzados
Que fluyen por tu espalda hasta tus nalgas,
Abriendo un canal al pasar, erizando tus poros,
Recolectando tu placer en pequeñas cuencas de sudor.

Luego, con un trago largo de tequila,
De esos que queman la garganta y
Hacen agua los ojos, descubres el temor;

Expresado en tu mirada y en la mueca
De un ceño fruncido.
Un trago que baja quemando tu laringe
Abriéndose paso hasta tu estomago

Donde rompen las gotas,
Creando lagos de temor.
Temblando, tambaleas tu cuerpo
Hacia unas sabanas húmedas de placer.

El tequila es fuerte y necesita salir,
Solo una pulgada posee el poder,
En esa confluencia de pesares,
Porque el placer y el temor pesan,

Duermen tu cuerpo, lo llenan de lujuria,
De excitación, de una convulsión
De riesgos que con alevosía
Te empujan a abrir las piernas,

A dejar fluir los pesares.
Ahí, entre las dos torres griegas
Que se alzan del piso a tu cintura,
Ahí cabe un beso de una pulgada.

Fluyen los pesares,
Mientras pregonamos la libertad
Y tu coño suplica esa línea delgada
Que mide una pulgada.

Besos de libertad, de tequila,
De placeres, de esos cigarrillos
Que tiempo atrás encendí
Pensando en ti.

Un trago más de tequila.
Otro de sudor.
Temor. Placer.
Un beso de una pulgada.


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